abril 26, 2024
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Una madre en paro denunciada por robar comida en un supermercado

Fátima, una vecina de Écija de 38 años, tendrá que declarar a las 10.00 horas el próximo miércoles en el juzgado de guardia de la ciudad por haberse llevado comida de un supermercado. Dice esta mujer que lo ha hecho para darle de comer a sus dos hijas.

El valor del carro de la compra que se llevó Fátima, que oculta su cara “porque no quiero que a mis hijas les digan nada por su madre”, es de 103 euros. Sólo se llevó comida, ni productos de higiene ni bebidas. “Y no porque no necesite otras cosas”, señala y relata su ‘botín’: “patatas, cebollas, leche, aceite, azúcar, fiambre y pan de molde para que mis hijas cenen un sándwich…”.

Una de las hijas de Fátima es menor de edad. La otra tiene 20 años. Ella está separada. “Se puede decir que las he criado sola, y llevaban ya dos días sin comer, yéndose a la cama con un vaso de leche nada más”, dice, para justificar que la tarde del pasado 28 de noviembre entrara en un supermercado y se llevara 103 euros en comida.

Lo cuenta todavía con nerviosismo. “Una entra allí y ve tanta comida, y mi frigorífico está vacío…”. Cuando llegó a la caja con su carro de la compra cedió el turno a todas las personas que conocía, “muerta de vergüenza”, dice. Y al decirle la cajera el importe de la compra metió mano al bolso y entregó su DNI: “Llama a quien quieras”, le dijo, “al encargado o a la policía, pero yo no tengo dinero para pagar”.

“El encargado no salió porque estaba en una reunión, pero sí llamaron a la policía”, relata esta madre separada. Los agentes le leyeron sus derechos, y al día siguiente le llegó a casa la citación para acudir al juzgado, denunciada por la cadena de supermercados donde robó la comida.

Recuerda también Fátima que las cajeras le trataron con amabilidad. “Yo no salí corriendo, no me escondí, pasé por caja; y ellas me vieron tan nerviosa que me dijeron que si me quería salir fuera a fumar mientras esperaba a la policía”, relata. Luego recogió sus bolsas, ayudada por su hija mayor, y se marchó a casa.

La mujer se enfrenta ahora a tener que pagar lo sustraído y a una multa por el hurto. Pero su visita al juzgado de guardia es el más pequeño de sus problemas actuales. Parada y sin ingresos, Fátima debe cinco meses de alquiler de su vivienda, además de las facturas eléctrica y del agua. “Mi casera me amenaza con que me va a echar”, se queja, al tiempo que reclama “trabajo, porque yo lo que quiero es trabajar”.

La esperanza inmediata de esta mujer es cobrar el paro agrícola. “Es mi única opción ahora mismo; llevo toda mi vida trabajando en el campo, el 10 de enero tengo que pedir el paro agrícola pero para poder cobrarlo tengo que tener trabajados 35 días y no encuentro nadie que me contrate, no tengo ninguno”, lamenta.

Fátima ya ha probado suerte en todas las bolsas de empleo que publicita el Ayuntamiento de Écija. No pierde la esperanza. A la caridad no quiere acudir. “Las monjas me cerraron la puerta en la cara, y estoy cansada de contar mi vida, todo por lo que he pasado, para que me den dos bolsas de macarrones y una de arroz”, musita.

Con Fátima está su madre, que la ayuda a ella y a sus dos hijas en lo que puede. “Tienen un plato de comida en mi casa, y si puedo le pago la luz o la factura del agua”, con una pensión de 400 euros que cobra. Pero nada más. “Si mis nietas o mi hija necesitan medicinas, o si se quedan en la calle ¿qué puedo hacer yo?”.