mayo 10, 2024
El tiempo
Sociedad

Un bar de Écija da de comer a más de 30 personas sin recursos

El bar Casa Madrid, en la rotonda del Matadero, pide ayuda para poder seguir dando de comer, cada día, a decenas de personas sin recursos. Según sus propietarias, unas 24 familias comen cada día lo que sale de la cocina de este local, pero el sueldo ya no les alcanza para seguir con una iniciativa que empezaron hace tres meses.

Estefanía y Rocío regentan Casa Madrid. El pasado 4 de diciembre cumplieron un año en este negocio que empezó a dar de comer a personas sin recursos en septiembre. “Después de la feria”, concreta Estefanía, “porque me venía dando cuenta que de los menús diarios siempre nos sobraban dos y hasta tres platos. Eso no te sirve para hacer otro menú y no los íbamos a poner de sobras”.

Esos platos los empezaron a dar a conocidos que sabía que lo estaban pasando mal. Enseguida, su iniciativa empezó a compartirse en grupos de WhatsApp y a través de Facebook “y cuando nos dimos cuenta estábamos dando de comer a 24 familias”, recuerda Estefanía.

Algunas personas son ya fijas. “Son entre 30 y 40 platos todos los días, porque aunque yo los cuento por familias, a lo mejor es solo una persona, o son dos o tres o hasta cuatro” las que acuden al bar a comer. Tantas durante tanto tiempo que Rocío y Estefanía han detectado quiénes lo necesitan de verdad y quiénes no. “Quien de verdad pasa necesidad no pregunta, siente vergüenza y se queda en una esquina de la barra, como mucho pregunta por el precio de una tapa”, dicen.

Estefanía se emociona cuanto tiene que contar alguna de las historias de gente que ha pasado por su bar: la de un padre que no pedía para él ni su mujer, sino para que sus niñas pudieran comer, y a quien buscaron un trabajo temporal a través de redes sociales; o el abuelo que destinaba su corta pensión a pagar la hipoteca de su hijo en paro y tenía que ir a comer al bar; también la historia de dos hombres, que no se conocían y que viven en sendas cocheras, uno con agua y luz y el otro sin esos servicios, a los que llevan la comida, “y como viven cerca uno del otro les hemos apañado para que el que no tiene agua ni luz pueda bañarse donde vive el otro”.

“Nosotras no esperábamos que hubiera tanta necesidad en el pueblo”, dice Estefanía. “Esperábamos ocho o diez personas, pero no que viniera tanta gente; y el numero va subiendo”. Son gente que, aunque cobre el paro o tenga un trabajo por horas no le alcanza para vivir. “La gente no llega a fin de mes, aunque tengas un sueldo fijo no tienes para una vida en condiciones, lo vemos nosotras aquí cada día”, dice Estefanía.

Aunque la generosidad de Estefanía y Rocío no parece tener fin, el gasto que les supone pasa factura hasta el punto de plantearse tener que dejar de servir sus menús solidarios. “Son 70 u 80 euros cada día, de nuestro bolsillo. Y conforme más se difunde, más personas acuden. Pensamos en dejarlo porque somos un bar pequeño, estamos Rocío y yo y el coste es alto”, lamenta Estefanía, que reconoce que las donaciones que llegan de algunas personas ayudan. “Vamos tirando”, dice.

Las dos mujeres apelan a la solidaridad para poder seguir dando de comer a los que no tienen cómo pagarlo. “Si la gente deja de donar yo no creo que esto se pueda mantener más allá de enero”, pronostica Estefanía. Y pide “que la gente no deje de donar y se pueda seguir haciendo, que miremos entre todos mucho más qué le falta a nuestro vecino”.