Resurge la Écija romana en el parque de El Picadero
Las excavaciones arqueológicas que se llevan a cabo en la Plaza de Armas de Écija, popularmente conocida como El Picadero, han desenterrado dos nuevos tesoros: el ‘impluvium’ de una casa romana, y los muros y el suelo casi intactos de un edificio también de la Écija romana que presentan un estado de conservación espectacular, según los expertos.
Ambas estructuras han sido desenterradas con su decoración prácticamente intacta y con un nivel de conservación que el equipo de dos restauradores y tres arqueólogos que trabajan en los 5.500 metros cuadrados de El Picadero consideran extraordinario. En el caso del ‘impluvium’, se conservan la decoración esquemática de los muros y el suelo de mármol en perfecto estado.
El arqueólogo municipal, Sergio García-Dils, coordina al resto de expertos que están encargados de excavar, investigar y musealizar los restos que van apareciendo en El Picadero, para documentar la redacción del plan director que debe dar el definitivo empujón a la conversión en un parque arqueológico de lo que fue hace años un barrio degradado.
Pero, aunque el ‘impluvium’ es un hallazgo importante, según los expertos, palidece al lado de los restos descubiertos apenas unos metros más allá, donde se han desenterrado muros de 2,5 metros de altura, de lo que todo parece indicar que fue un edificio público de la Astigi romana. Y, junto a las paredes que conservan sus pinturas murales casi intactas (estucos policromados con motivos vegetales), también se ha desenterrado el suelo de mármol de un edificio del que apenas se ha descubierto una octava parte, unos 100 metros cuadrados.
Los dos hallazgos se encuentran en la misma zona de El Picadero, la franja noroeste del yacimiento, el ‘impluvium’ al sur y el edificio al norte. Este último es excepcional “por la cantidad de lo conservado y el nivel de conservación, por el tamaño de la estructura y por su calidad”, según García-Dils. “No es normal que unos restos arqueológicos alcancen semejante altura ni que estén tan bien conservados”, enfatiza.
A esa espectacularidad también suman los expertos el presumible carácter público del edificio, construido en el punto más alto de Écija, en el cerro que dominaba la ciudad. Desechada la idea de que fuera el edificio de la curia, la sede del primitivo gobierno municipal de Astigi, García-Dils se inclina porque fuera el edificio de una corporación o un gremio. “Es de difícil interpretación pero de una espectacularidad incuestionable”, insiste el arqueólogo municipal, que aventura a datar la construcción en el cambio de era, entre el siglo I y II d. C., “pero es algo que no sabremos hasta que no excavemos por debajo y la cota inferior nos permita datarlo con garantías”, matiza. “Ahora tenemos elementos sueltos, todo desarticulado, y hay que ir uniendo el puzle”, explica.
García-Dils y sus compañeros de excavación no tienen prisa en ese sentido. “La tarea es investigar y musealizar; conservar los hallazgos que van apareciendo”, resume el arqueólogo, que se muestra convencido de que las excavaciones en El Picadero seguirán sacando a la luz hallazgos que superarán las expectativas iniciales.