Despiden a los dos trabajadores que quedaban en Sedesa
El administrador concursal de la empresa municipal de Desarrollo, Sedesa, disuelta hace un mes, ha comunicado su despido a los dos trabajadores que aún quedaban en plantilla, cada uno con una antigüedad de más de 25 años. Aunque les reconoce una indemnización de 20 días por año trabajado, asegura que no les pagará “dada la falta real de liquidez de la empresa”.
Esa indemnización asciende a un total de 29.476 euros para cada uno. Además, el administrador concursal afirma que la empresa pondrá a disposición de ambos despedidos la liquidación de saldo y finiquito “pero sin poder abonar las cuantías resultantes que se condicionan a ventas del activo de la empresa en el proceso liquidatorio”.
La Sociedad Ecijana para el Desarrollo Económico (Sedesa), está en fase de liquidación y sus administradores sustituidos por la administración concursal, que afirma que la empresa “se ha visto obligada a proceder a la extinción y resolución de la relación laboral” con sus dos empleados “motivada por la mala situación económica que atraviesa”.
El pasado 14 de octubre se dictó el decreto declarando la disolución de Sedesa y el pasado 7 de noviembre, el Ayuntamiento de Écija comunicó al administrador concursal la resolución de las encomiendas y encargos que aún mantenía la empresa municipal, “lo que generó que la entidad concursada ya no tenga actividad alguna que realizar”.
“La nula actividad de la Entidad Concursada ha dado como resultado una situación real de pérdidas previsibles a futuro, que afectan a la propia viabilidad de la empresa, tanto a corto como a medio plazo, por perdida efectiva de ingresos y ventas. Dado que en la actualidad no realizamos ninguna actividad y no hay previsión de contratos a corto y medio plazo”, afirma el administrador concursal, que añade que esta falta de actividad derivada del decreto municipal “ha provocado que la empresa se haya visto en la necesidad de adoptar la decisión de clausurar su actividad, e incluso instar la liquidación concursal”, lo que lleva a la extinción de los contratos.
El administrador concursal de Sedesa dibuja un escenario de “falta absoluta de liquidez para hacer frente a los pagos mediatos e inmediatos” de la empresa que solamente se puede salvar “con la previsible venta del activo en la fase de liquidación”, una venta de la que también están pendientes los proveedores de la empresa disuelta.