RECIBIMIENTO
Ella es el pórtico de entrada al compromiso más fuerte y recio que jamás el Amor puro, pudo tan siquiera atisbar. Remotísima ceremonia penitente de sangre, que por más que provenga de un lejano antaño achacoso, todas las madrugás reconvierte en nuevas las realidades.
Quejío de cal hecho sosegada oración romántica y desteñida.
Siempre hablas en silencio
en medio del alboroto,
con tu amar tan manirroto
que yo tanto reverencio.
Cada madrugá presencio
la oscuridad de la luz.
El zaguán de Santa Cruz
es una negra acogida
al llegar la amanecida
de amarga decrepitud.