ENCUENTRO
Ella es un anticipado atisbo de la resurrección de Cristo en ese primer jueves de la refulgente trilogía. Ella encierra en sí misma, el verso redondísimo, el octosílabo maestro y perfecto: “la Esperanza astigitana”.
La Esperanza es saber que un cristo muerto sigue vivo.
Y esta hebrea ecijana inundada de fe, en volandas y en la mixtura de las blondas, las taraceas y los damasquinados encajes, con los borbotones de su gracia, sale siempre triunfadora por la puerta grande de la primavera ante la azotaina de piel arrugada de pergamino viejo del Cristo moreno, enfangado en su pozo de rojos claveles apiñados.
Aunque tiene muchos años
bien parece una chiquilla
de sonrosada mejilla
y de pelo muy castaño.
Esos ojos, sin tamaño,
que te miran y traspasan
donde tus penas descasan
de los problemas mundanos.
A tu vera, siempre sanos,
porque los males fracasan.