“Si debo elegir sus estudios o su salud, prefiero que mi hija esté bien”
La familia de I.D.R., una adolescente de 13 años, quiere matricularla en otro colegio el próximo curso ante el acoso que denuncia que ha sufrido la niña durante siete años. I.D.R., alumna del colegio concertado Santa María Nuestra Señora, tiene que cursar tercero de Educación Secundaria (ESO), y no quiere hacerlo en el centro donde está matriculada desde Primaria.
“Mi hija no quiere ir al colegio, de miedo que tiene”, afirma Mª Carmen Rivero, madre de la menor. “No quiere pisarlo, no se siente protegida”, explica, y añade que “los últimos meses del curso pasado fueron horrorosos, todo el mundo estaba en contra de ella, y cuando ella es tan persistente en su rechazo a ir al colegio es porque la siguen acosando”.
Por eso, la familia quiere cambiar a la menor de colegio y matricularla en el IES Nicolás Copérnico, una medida que les ha sido denegada por la Delegación Territorial de Educación. “La inspectora de Educación me dijo por teléfono que un caso de acoso escolar no es motivo de cambio de centro”, dice la madre de la niña.
En un documento de la comisión de convivencia del colegio Santa María Nuestra Señora de abril de 2015, el centro escolar reconoce “indicios” de que I.D.R. sufrió acoso “por exclusión y motes por parte de varios alumnos”. La niña cursaba entonces primero de ESO y el colegio la vigiló para constatar posteriormente que su situación era “de normalidad” y se encontraba “mejor y más alegre”.
“Claro, si la vigilan profesores en el recreo ¿quién se va a acercar a molestarla?”, sostiene Rafael Romero, director del Instituto Andaluz para la Prevención del Acoso Escolar (IAPAE), con quien I.D.R. trabaja en terapias semanales. Romero afirma que el acoso escolar subsiste “porque no se ha identificado ni sancionado a los acosadores” de la menor. “Ahora teme ir a clase y se le niega el cambio de colegio, con lo que la familia se expone además a ser sancionada por absentismo escolar”, explica Romero.
El director del IAPAE apoya a la familia en su decisión de cambiar de colegio a la niña. “Mi hija dice que no vuelve a ese colegio y yo, si tengo que elegir entre su educación y su salud, prefiero que mi hija esté bien”, sentencia Mª Carmen.