Resiliencias educativas
Se trataría de transformar las dificultades en posibilidades.
Con demasiada frecuencia se argumenta como causa del bajo rendimiento académico del alumnado la desventaja social, cultural, económica, geográfica, étnica o de otra índole. En 2015, la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo (IEA) elaboró un informe que ponía en cuestión estos aspectos y ofrecía claves para que los alumnos con determinadas desventajas, no quedaran rezagados. (Erberber, E., Stephens, M., Mamedova, S., Ferguson, S. & Kroeger, T. (Marzo 2015). Alumnos socioeconómicamente desfavorecidos que tienen éxito académico: Examen transnacional de la resiliencia académica. IEA, Policy Brief Series, nº 5, Ámsterdam).
Los alumnos académicamente resilientes son aquellos que tienen éxito académico a pesar de proceder de entornos socioeconómicamente desfavorecidos que generalmente han vaticinado peores resultados educativos. Estos alumnos constituyen un importante grupo a estudiar, pues si los responsables políticos y los docentes en los centros, pueden comprender qué factores han contribuido a su éxito contra todo pronóstico, entonces estarán en mejores condiciones de ayudar a alumnos en similares circunstancias a mejorar su rendimiento académico.
El citado estudio arrojó varias conclusiones, entre las que destacamos:
1. LA CALIDAD “TIRA” DE LA EQUIDAD: Los entornos de elevado rendimiento académico parecen favorecer la resiliencia académica entre los alumnos desfavorecidos. Es decir, normalmente, el porcentaje de alumnos académicamente resilientes es mayor en los sistemas educativos con un porcentaje más bajo de alumnos desfavorecidos y en aquellos sistemas de alto rendimiento en general. Es decir, que la calidad del sistema llama a la equidad. No puede haber equidad por lo tanto, sin alto rendimiento. Recordemos que el sistema educativo español, a la luz de todos los datos nacionales e internacionales y sobre las evidencias sólidas de estudios como PISA 2012, TIMSS 2011, TALIS 2013, entre otros, indican que la educación en España no genera ni calidad ni equidad: sólo mediocridad.
Esto no es una aseveración gratuita. El catedrático de Análisis Económico de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla Antonio Villar Notario, analizó el rendimiento de los estudiantes españoles en PISA 2012, asociándolo con los factores sociales más significativos, para comprender las causas de los primeros y buscar vías de mejora en nuestro sistema educativo. Su estudio se basó en la relación entre los resultados obtenidos por los estudiantes españoles, los grupos sociales a los que pertenecen y el tipo de colegio en el que desarrollan su labor. Esta relación pone de manifiesto la capacidad de nuestro sistema educativo para superar o no, las desigualdades de origen social.
Las conclusiones extraídas por el catedrático valenciano son aplastantes:
1.-Más del 50% de los hijos de familias con un nivel socioeconómico superior van a colegios privados, mientras que ese porcentaje es del 22% en el caso de los hijos de familias con un menor estatus socioeconómico y cultural (IESEC).
2.-Más de la mitad de los hijos de familias situadas en el tramo inferior de la escala del IESEC son repetidores, mientras que ese porcentaje es del 11% en las familias de la escala superior.
3.-Las diferencias por tipo de colegio (público o privado concertado) prácticamente desaparecen cuando comparamos los resultados de estudiantes pertenecientes al mismo grupo social.
Concluía Villar Notario con dos ideas clave. La primera es que la concentración de repetidores en el nivel inferior del Índice del Estatus Socio-Económico y Cultural indica que este es uno de los aspectos que claramente dificulta el progreso social. Una buena parte de las diferencias existentes entre los resultados de los diferentes grupos sociales se debe a esta desigual distribución social de los repetidores, que no es más que un reflejo del peso del origen familiar en el proceso formativo.
Hay pues un elemento importante de falta de equidad en el sistema educativo, y no solo de eficiencia, asociada a la distribución de los repetidores. La segunda clave es igualmente contundente: PISA 2012 muestra, una vez más, la irrelevancia de la educación en colegio público o privado concertado con respecto al rendimiento educativo, así como la diferente participación en la educación privada de los hijos de familias con diferente estatus socioeconómico y cultural.
La OCDE considera que una desviación de 40 puntos corresponde aproximadamente a un año de escolarización. Si las diferencias entre los resultados de los no repetidores y de los repetidores españoles alcanzan casi el 20% (527 frente a 440), entonces podemos hacernos una idea de la magnitud de la brecha: dos años de escolarización entre los repetidores y no repetidores, advirtiendo que más de la mitad de los hijos de familias de menor nivel socioeconómico son, precisamente, los que repiten curso.
Volviendo al título del presente artículo, una mayor proporción de alumnos académicamente resilientes procede de sistemas educativos con mejor rendimiento. Esta conclusión general sugiere que los alumnos desfavorecidos pueden beneficiarse enormemente de entornos que potencien un alto rendimiento global.
2. EVITAR EXPECTATIVAS Y CREENCIAS A PRIORI: Las altas aspiraciones académicas de los estudiantes parecen ser el indicador más fuerte y consistente de resiliencia académica. Fortalecer la creencia en las propias posibilidades y vincular una alta formación con la posibilidad de prosperar en la vida, son esenciales para potencias la resilencia académica. Dice el citado estudio: “En 20 sistemas educativos, la probabilidad de ser académicamente resiliente es, al menos, un 78 por ciento mayor para los alumnos desfavorecidos que desean obtener un máster o doctorado que para quienes no aspiran a tener estudios universitarios”
3. CADA CENTRO ES LO QUE IMPORTA:Los factores relativos al centro, aunque no son tan consistentes a la hora de predecir la resiliencia académica como los relativos al alumno, también guardan relación con esta.El profesorado debe mantener actitudes positivas hacia la capacidad de aprendizaje de los alumnos. Es oportuno advertir y rescatar ahora una de las conclusiones más relevantes que se pudieron extraer en el informe PISA 2009 y PISA 2012: la explicación de las diferencias entre los resultados de los alumnos hay que buscarlas fundamentalmente en lo que se hace dentro de cada centro independientemente de otros factores. En España esa variación del rendimiento de los alumnos dentro de un mismo centro puede llegar al 66%, según el informe PISA 2009.
Sintetizando: los entornos de alto rendimiento académico parecen favorecer, con carácter general, la resiliencia entre los alumnos con desventajas. Asimismo, el índice de resiliencia es mayor en sistemas con menor porcentaje de alumnos desfavorecidos, por lo que el equlibrio y la dispersión equitativa en su escolarización dentro de zonas, centros y aulas, es básico para un adecuado tratamiento de la diversidad que haga viable y compatible el binomio calidad-equidad, como principio básico del sistema. Por otra parte, uno de los indicadores más consistentes de resiliencia académica son las altas aspiraciones de los estudiantes. Se identifican, además, factores relativos al centro que, aunque no son tan sólidos para anticipar la resiliencia como los de los alumnos, sí guardan alguna relación con ella. Entre estos, figuran las altas expectativas del profesorado con respecto al rendimiento de los alumnos, con lo que se confirma el efecto de las profecías autocumplidas. Esto es, las proyeciones apriorísticas de un profesor sobre las capacidades y límites de los alumnos no sólo determinan las interacciones docentes sino, asimismo, la estimulación o la desmotivación del alumnado. La autocompetencia percibida por el alumno es vital para el desarrollo de sus capacidades y competencias. La autoestima se retroalimenta así misma. Otro factor del centro tiene asimismo que ver con el énfasis general que se pone en el éxito académico, situado como objetivo preferente. Es decir, metas claras y conocidas ya que ningún viento es faborable, para el que no sabe adónde va.
En definitiva, los alumnos con origen socioeconómico deficitario se benefician en buena medida de los entornos educativos que favorecen un alto rendimiento global y exigencia. Otro mito, que se cae. Otra leyenda urbana pedagógica que se desmorona tras un análisis serio y mínimamente técnico. Para tomar decisiones, necesitamos una educación basada en evidencias y no tanto vocingleo carente de rigor.
Javier Fernández Franco Inspector de educación @javierinspector
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