abril 19, 2024
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‘Se vende casa de hijo predilecto’

La casa donde nació y murió el ecijano José Giles y Rubio se vende. Es el número 51 de la calle Emilio Castelar, una casa a escasos pasos de la plaza que desde hace cien años lleva el nombre de este ecijano ilustre.

En enero de este año se ha cumplido un siglo de la muerte de Giles y Rubio y de su posterior nombramiento como ‘Hijo preclaro’ de la ciudad. También de la colocación de la placa que señala la que fue su casa, en homenaje póstumo a este “ilustre ecijano” que le tributó el ayuntamiento de 1912 “interpretando el común sentir del pueblo ecijano”.

El recuerdo parece haberse diluido un siglo después. Sin duda, tardó menos la corporación municipal de 1912 en acordarse de su vecino. José Giles y Rubio, doctor en Filosofía y Letras y licenciado en Derecho, decano en varias facultades, dirigente político local y hombre de una vasta erudición reconocida por todos, murió un 8 de enero de 1912 y apenas cinco días más tarde, el 13 de enero, el ayuntamiento de su pueblo le nombraba “Hijo preclaro y predilecto”, y adoptaba el acuerdo de rotular la plaza de los Mesones con su nombre, “y colocar una placa conmemorativa en la casa de la calle Emilio Castelar, en la que nació y murió”.

Así lo recoge Marina Martín Ojeda, archivera municipal, en su libro ‘Los nombres de las calles de Écija’, en la breve biografía de Giles y Rubio con que ilustra el cambio de nombre de la antigua plaza de Mesones.

Apunta también Martín Ojeda que Giles y Rubio nació el 31 de agosto de 1850 y estudió en el colegio ecijano de San Fulgencio y en institutos de Sevilla y de Osuna, que cursó sus estudios universitarios en Sevilla y Madrid y se licenció en Derecho y se doctoró en Filosofía y Letras. En 1881 gana por oposición la plaza de profesor en la facultad de Filosofía y Letras de Sevilla y seis años más tarde, en 1887, es nombrado catedrático de Literatura General y Literatura Española de la Universidad de Oviedo, en la que permanece hasta 1895, cuando es trasladado a la de Valencia. De allí vuelve a la Universidad de Sevilla, en 1902, para ocupar la misma cátedra y es nombrado decano de la facultad de Filosofía y Letras. En 1908, por concurso, se traslada a Madrid.

José Giles y Rubio no sólo se dedicó a la docencia. “Fue un impulsor y sostenedor de los juegos florales de la época”, recuerda Juan Méndez Varo, directivo de la asociación cultural Amigos de Écija, que subraya su papel como escritor. ‘Ellos y Ellas’, ‘El mejor castigo’, ‘Una pasión de verano’, ‘El coturno de Esquilo’, ‘En las nubes’, son los títulos más citados de las obras de teatro de Giles y Rubio.

También colaboró en prensa y publicó trabajos científicos como ‘Resumen de lecciones de Literatura General’, ‘Prolegómenos a la Historia de la Literatura’, ‘El Cid como personificación de nuestro espíritu nacional’, ‘Analogías y diferencias entre la tragedia clásica y el drama romántico’.

Y se dedicó a la política. Estuvo al frente del Partido Republicano en Écija, en la época de la Restauración, y sufrió las irregularidades del caciquismo electoral de la época. Además, su militancia republicana le granjeó un desprecio póstumo: fue enterrado fuera de los límites reservados en el cementerio a los creyentes.

Gilees y Rubio, soltero, erudito y respetado por su amplia cultura, murió con 61 años cuando terminaba sus vacaciones navideñas en Écija y se preparaba para volver a Madrid, a su trabajo. Murió en la casa donde una placa de hace un siglo le recuerda y que ahora, vieja y apuntalada, está en venta.