abril 25, 2024
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Cultura

Extraerán por partes el mosaico expoliado para reconstruirlo

La restauración del mosaico báquico expoliado en la Plaza de Armas, El Picadero, se va a llevar a cabo en un laboratorio que se quiere habilitar en el mismo recinto del yacimiento arqueológico y tras extraer la pieza, de más de tres metros de lado, de su ubicación original.

Por las dimensiones del mosaico, la extracción, prevista para finales de la semana que viene, se llevará a cabo dividiendo los restos en cuatro o cinco partes separadas siguiendo los espacios entre teselas y respetando las zonas con un dibujo figurativo.

La restauración durará en torno a seis meses, según los restauradores encargados de los trabajos, Beatriz Taboada y David Asencio (en la foto), que matizan que puede que se prolonguen “por el problema añadido de la pérdida de elementos figurativos por la acción de los individuos que lo dañaron”.

Los dos restauradores señalan que el mosaico padecía patologías previas al ataque que sufrió el 10 de marzo. “Hasta ahora nos hemos dedicado a su conservación, a paralizar los daños que le habían causado, que podían seguir progresando”, explica Asencio, “y estamos planificando todo muy bien ahora para que todo salga con el mejor resultado posible”.

Esas patologías se resumen en la deformación de la pieza, cuya superficie se ha ido ondulando por la inyección de un mortero de hormigón hace más de diez años, “que ha provocado grietas e irregularidades y generado roturas”, explica Beatriz Taboada.

“Estamos reuniendo mucha documentación, muchos datos y planificando para hacer la extracción de la mejor manera posible y trasportarlo al laboratorio y empezar otra fase más”, señala el Asencio, que subraya que “contamos con fotografías y datos con que habitualmente no cuentas, material original y grandísima documentación gráfica que va a ayudar mucho al proceso de restauración”.

Esa abundancia de material evita el riesgo de caer en un falso histórico al restaurar el mosaico. “Lo descartamos por completo, lo vamos a evitar”, asegura David Asencio, “porque tenemos material original recuperado y la documentación que nos dice exactamente dónde estaba cada tesela y en qué posición”. Las piezas que falten se van a sustituir con la reintegración cromática, “pero con pulcritud y sentido científico”, enfatizan los restauradores.