abril 25, 2024
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Cien años del cronista que acabó en una bolsa de basura

El próximo 28 de junio se cumplen cien años del fallecimiento de Manuel Ostos y Ostos, primer cronista de la ciudad de Écija. De padres desconocidos, este hijo ilustre de la ciudad llegó a ser secretario del Ayuntamiento y sus restos mortales fueron rescatados de una bolsa de basura tras sacarlos del nicho en que se hallaban.

Natural de Écija, Manuel Antonio de Jesús Ostos y Ostos nació el 28 de julio de 1867, hijo de padres desconocidos. Adoptado por Juan Bautista Ostos y Espada y Ramona Ostos Carmona, que no le ocultan su condición de acogido, recibe una selecta educación.

Según el vicepresidente de Amigos de Écija, Juan Méndez Varo, Manuel Ostos y Ostos trabajó en uno de los juzgados de la ciudad y, posteriormente, ejerció como procurador de los tribunales y fue nombrado secretario general del Ayuntamiento de Écija, cargo que ocupó hasta su muerte, en 1910.

“Su interés notorio por la historia local hace que diferentes ecijanos lo propongan como Cronista Oficial de la Ciudad”, relata Méndez Varo, un nombramiento que es finalmente aprobado por el Ayuntamiento en enero de 1912. El periódico local ‘Nueva Écija’ señala: “Quien como el señor Ostos y Ostos, careciendo de bienes de fortuna, sin contar no más que con sus propias fuerzas, sin estudios universitarios, consigue adquirir no escasa instrucción y ocupar puestos como el que desempeña de secretario del Ayuntamiento de esta ciudad, no es hombre vulgar, sino de condiciones excepcionales, digno de la consideración de que es objeto”.

Aficionado a la lectura, escribe artículos en los periódicos locales ‘La Opinión Astigitana’, ‘El Comercio Ecijano’ y ‘Nueva Écija’, y en otros de Sevilla y Madrid, que recoge en tres libros “en los que, aparte de su tendencia a historiar cosas de Écija, o sucesos en que ocurrieron en la ciudad, se puede apreciar su vena satírica”, según Méndez Varo.

En 1914, fallece sin dejar descendencia y se le dedica “un modesto funeral, de tercera clase”. Pero su biografía estaba pendiente de un nuevo capítulo. Al terminar el tiempo marcado para que sus restos mortales descansaran en el nicho en que fue enterrado, y ante el estado ruinoso del mismo, los restos de Manuel Ostos y Ostos fueron depositados “en una bolsa de basura donde permanecieron durante bastante tiempo en un osario común de suelo, sin más señas que una losa repellada de yeso, sin identificación a la espera que algún familiar se hiciese cargo”, cuenta Juan Méndez Varo, una situación que se corrigió al habilitarse un osario, el 251, en la calle principal del cementerio, tras interceder dos vecinos ante el Ayuntamiento.

Esos dos mismos ecijanos – cuya identidad Juan Méndez no revela – costearon una lápida en la que, desde el 17 de noviembre de 2008 se lee ‘Manuel Ostos y Ostos. 1867-1914. Cronista Oficial de Écija’. “Si al comienzo de la vida del señor Ostos, un matrimonio lo acoge en su hogar, también sus restos mortales son recogidos por dos ecijanos anónimos que dispusieron de lo necesario para que los restos mortales tuvieran un lugar digno como se merece uno de los más importantes cronistas de la ciudad de Écija”, concluye Méndez Varo.