abril 26, 2024
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La candidatura a Patrimonio Mundial del Olivar Andaluz recoge la importancia de Astigi

La Diputación Provincial de Jaén ha entregado a la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía el expediente de la candidatura de Paisaje Cultural del Olivar Andaluz a Patrimonio Mundial, en el que se incluye Écija como parte del paisaje histórico del olivar, en concreto entre los siglos I a III.

Este expediente refuerza la idea del olivar andaluz como un todo e identifica diez grandes zonas de paisaje cultural, que se han delimitado en función también de la historia de este paisaje. Así, hay cuatro zonas ligadas a la especialización olivarera del siglo XIX como son las Campiñas de Jaén, la Subbética cordobesa, Sierra Mágina, y Hacienda de La Laguna-Alto Guadalquivir, vinculado a la primera mitad del siglo XIX.

A ello se suma el olivar de la Ilustración, relativo a los siglos XVIII al XX, está representado por Montoro y su entorno, mientras que la época Moderna, entre los siglos XVI al XVIII, se refleja en las Haciendas de Sevilla y Cádiz. Asimismo, el olivar de la época medieval-andalusí está representado por Valle del Lecrín (Granada); el de los siglos XIII y XV, la frontera andalusí-cristiana, en el Valle de Segura; y el de la época romana, del siglo I al III, con Astigi-Bajo Genil (Écija). Por último, se incluye la zona de Periana y Álora, en Málaga, como zona de los primeros manejos del cultivo.

La inclusión en este expediente de la Astigi romana se basa en el argumento patrimonial y el relato histórico de los alfares olearios que jalonaban la ribera del río Genil para el comercio de la Bética romana. Desde hace años están documentados yacimientos arqueológicos en la ribera del Genil con restos de antiguos alfares romanos, evidencia de la importancia del comercio de aceite de la Bética.

La arqueología ha documentado decenas de talleres en torno a las riberas del Genil y el Guadalquivir dedicados a la fabricación de ánforas destinadas a contener el aceite que se exportó a Roma, en los primeros siglos del Imperio. Las inscripciones en cerca de 25 millones de ánforas, suficientes como para haber suministrado una media de 6 kilos de aceite por persona y año, en el Monte Testaccio, así lo atestiguan.

La mayoría de este aceite se destinaba a la ‘annona’ imperial que se distribuía entre la plebe y el ejército romanos. Convertida en factoría aceitera, la Bética se llenó de este tipo de infraestructuras olearias necesarias para asegurar este comercio imperial, una especialización que atestigua el patrimonio arqueológico olivarero de Écija.

El yacimiento de Las Delicias (en la foto), situado a unos tres kilómetros de Écija, es una de las más grandes fábricas alfareras que se han excavado. Según consta en las marcas de ánfora de diferentes momentos, estuvo en funcionamiento desde época de Tiberio y Claudio hasta mediados del siglo III d. C.