CAVILA

Mira, que te mira Dios. Mira, que te está mirando para que, al agotarse el día, te atrevas a examinarte a ti mismo a sabiendas del certero suspenso. El Señor, conocedor de la verdad, impasible aguanta todas nuestras negaciones y miserias. Ya nos lo adelanta el salmista: “Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?”.
Por la cava, cavila sus cavilaciones cabales.
Mira, que te mira Dios. Mira, que te está mirando.
Un caballo entra a galope
la tarde del Martes Santo
y Écija entera en quebranto
perdida está sin arrope.
¿Quién osa ser tan inope
cuando con miedo te niega?
¿Quién piensa que te doblega
al tercer canto del gallo?
Tu mensaje, yo, avasallo
desde el alfa hasta el omega.