Almacenan en tres dimensiones la memoria de la Astigi romana
Buscan huellas de colores en restos arqueológicos que, en un futuro, podrían reproducirse en 3D. La empresa IPPH está analizando elementos decorativos almacenados en el museo de Écija que se podrán usar para representar cómo eran en su contexto original.
Ahora mismo se trata de una iniciativa en estudio que la situación económica desaconseja. Pero, en un futuro, la idea es “estudiar la posibilidad de reproducir digitalmente estas estructuras”, dice Sergio García-Dils, el arqueólogo municipal.
“Por poner un ejemplo, se podría reconstruir digitalmente cómo era el templo que hemos documentado que se levantaba en la esquina de la plaza del Salón donde está el estanque romano”, explica García-Dils.
Los aparatos con que se está ‘bombardeando’ cada pieza almacenada en el museo se están usando en Écija gracias a un acuerdo por el que ni una parte ni la otra ven un euro. “Ellos calibran sus aparatos con piezas que se conozcan bien y nosotros conseguimos archivarlas digitalmente”, resume el arqueólogo.
La reconstrucción digital será en un futuro más halagüeño económicamente hablando. Por ahora, lo que está haciendo IPPH en el museo de Écija es buscar huellas de color. Son análisis con luminiscencia infrarroja visible inducida (VIL en sus siglas en inglés). “Lo que hacen es bombardear con luz de un espectro determinado la pieza y ven las huellas del pigmento en la pieza en la que, por muy deteriorada que esté, siempre queda algún resto”.
De esta forma, los arqueólogos han podido concluir que las ‘litterae aureae’, las letras monumentales de cuarenta centímetros que presuponían adornaban el templo en el Salón estaban colocadas sobre un fondo azul.
“Fuera de Roma no hay ningún hallazgo como el de estas ‘litterae aureae’”, enfatiza García-Dils, para quien el descubrimiento del pigmento azul en la huella de las letras “nos ha permitido concluir que era así como se las hacía destacar, ya que no eran letras doradas sobre mármol blanco, sino sobre una base más oscura”.
