Necesita Mejorar

Necesita mejorar
La ONG Save the Children en su informe “Necesita mejorar. Por un sistema educativo que no deje a nadie atrás”, hace un diagnóstico del sistema educativo español y andaluz que no debería ser desconocido para nadie y mucho menos para ningún responsable público en materia educativa. La idea principal es bastante evidente: el sistema educativo de nuestra país necesita mejorar.
La educación juega un rol fundamental en la explicación de las desigualdades sociales, ya sea a través de su reproducción, aumento o disminución. En España, la educación ha tenido en las últimas décadas un papel determinante en la movilidad social de amplios sectores de la población. Sin embargo, como ascensor social la educación tiene limitaciones y niños y niñas con determinadas características socioeconómicas, culturales, étnicas o de discapacidad, necesitan de políticas educativas definidas desde la equidad, para poder compensar las desigualdades de origen.
No disfrutar en igualdad de condiciones de la educación es una vulneración de los derechos humanos y, por ello, la equidad debe ser central en cualquier sistema educativo. El derecho a la educación en el Siglo XXI debe ser entendido de forma amplia. Para una correcta inserción laboral y un completo desarrollo personal, la educación obligatoria ya no es suficiente. El acceso a una educación postobligatoria de calidad, a formación y actividades extraescolares y a educación infantil, no puede depender de la situación socioeconómica de niños/as y familias.
Sin embargo, la inequidad educativa en España ha aumentado: según la OCDE, entre 2003 y 2012 el impacto que el nivel socioeconómico tiene sobre los resultados educativos ha crecido un 24%.
España tiene la mayor tasa de Abandono Educativo Prematuro (AEP) de la UE con un grave impacto no sólo en el desarrollo y opciones vitales de niños y niñas, sino en el conjunto del país. Se calcula que el coste de la AEP oscila entre el 5,9% y el 10,7% del PIB. Aunque es cierto que dicho abandono va decreciendo a un ritmo considerable. (Se entiende como abandono educativo prematuro no continuar con la secundaria postobligatoria, ya sea en forma de Bachillerato o de Formación Profesional, tras aprobar la secundaria obligatoria, la ESO. La tasa se calcula para las personas entre 18 y 24 años de edad.)
Las desigualdades también inciden en el AEP, incidiendo más en niños y niñas con peores condiciones socioeconómicas. El origen socioeconómico es ahora más determinante. El 43% de los niños y niñas del 20% más pobre abandona prematuramente sus estudios. Ante esta situación, un posible Pacto de Estado por la Educación debe de ser un pacto contra el fracaso escolar desde la equidad.
La reducción de la inversión pública en educación conlleva un incremento del gasto de las familias, que ha aumentado un 28,8% entre 2008 y 2015 intensificando el impacto que la capacidad económica de las familias tiene en el resultado educativo y expectativas del niño o niña.
De todos los jóvenes que abandonan el sistema educativo sin cursar educación postobligatoria, aquellos que provienen del quintil bajo de ingresos han pasado de un 28% en 2008 a un 36% en 2015.
Son indicadores ásperos y dolorosos.
Mientras que entre 2010-2012 se reduje el gasto en educación un 3% de media en la UE-21, España recortó un 12%. Entre 2009-2010 y 2013-2014, el alumnado en centros públicos aumentó un 7,09% y el profesorado se redujo en un 2,91%. La brecha en la escolarización de niños/as en centros de educación infantil de 0 a 3 años entre el quintil de renta más alto y más bajo fue de 25 puntos en 2015. La diferencia en el acceso a extraescolares entre los que más tienen y los que menos es de hasta 30 puntos. La distribución del alumnado extranjero en educación primaria, en el curso 2013-2014, fue del 87% en centros públicos y un 13% en centros concertados. En alumnos que obtienen la misma puntuación en PISA, los de nivel socioeconómico bajo tiene 4 veces más probabilidades de haber repetido que los de nivel alto. Existe un 92% de éxito escolar entre el 20% más rico de la población. Por el contrario, el 43% del abandono escolar temprano se concentra en el 20% de la población más pobre.
Respecto a Andalucía, el estudio destaca las siguientes evidencias: Andalucía es una de las comunidades autónomas con menor inversión per cápita en educación. Mientras que la media estatal es de 4.569 euros por niño o niña en educación no universitaria, en Andalucía esta cifra es de 4.110 euros; los recortes, aunque menores que en otras CC.AA, se han sentido sobre un presupuesto que ya era limitado: 346 euros menos por niño/a; el gasto en los hogares en educación ha subido un 9,35% de 2009 a 2013; la política andaluza de becas, aún con aspectos de mejora, es muy de valorar. En el año 2014, el 49,9% de los y las estudiantes andaluces tenían algún tipo de beca frente al 27,5% de la media estatal; por su parte, existe una gran brecha de rendimiento escolar según el origen cultural del alumnado: el nativo tiene una puntuación media 1,1 veces superior al de origen extranjero; el nivel socioeconómico de las familias también incide en los resultados académicos: hay 287 puntos de diferencia en los resultados PISA entre los niños/as con más renta y los que menos. Recordemos que 50 puntos de distancia equivalen a un curso académico, con lo que la diferencia llega a ser de más de 5 cursos en no pocos casos; casi una cuarta parte (23.2%) de los estudiantes andaluces no finalizaron la ESO. El fracaso escolar prevalece considerablemente entre los varones en más de 12 puntos. (El término de fracaso escolar hace referencia a quienes no consiguen el título de ESO.); desde 2008, el abandono temprano muestra una tendencia constante a la baja, aunque sigue siendo mayor la tasa andaluza que la del Estado y hay niveles muy desiguales entre chicos y chicas, (el 21,8% abandonan frente al 15,8% respectivamente), y por nivel de renta.
Ningún país puede desperdiciar la reserva de talento que poseen todos y cada uno de sus ciudadanos, sobre todo en una sociedad que se caracteriza por el valor creciente que adquieren la información y el conocimiento para el desarrollo económico y social. Y del reconocimiento de ese desafío deriva la necesidad de proponerse la meta de conseguir el éxito escolar de todos los jóvenes. El alumnado es el centro y la razón de ser de la educación. El aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar personas autónomas, críticas, con pensamiento propio. Todos los alumnos y alumnas tienen un sueño, todas las personas jóvenes tienen talento. Nuestras personas y sus talentos son lo más valioso que tenemos como país. Además, la educación es el medio más adecuado para garantizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, responsable, libre y crítica, que resulta indispensable para la constitución de sociedades avanzadas, dinámicas y justas. Por ese motivo, una buena educación es la mayor riqueza y el principal recurso de un país y de sus ciudadanos.
Entonces, ¿a qué estamos esperando?
Javier Fernández Franco Inspector de educación @javierinspector