Noche de gala para el recuperado festival flamenco de Écija

Lleno en el pabellón Mª Carmen Ruiz Cano, de La Alcarrachela, para asistir a la Noche Flamenca Ecijana de 2013, la que hace la edición número treinta y cuatro de un festival flamenco que empezó a celebrarse en 1974 y que sigue vivo a pesar de no haber tenido la necesaria continuidad.
El ecijano Paco Peña (en la foto), banderillero y cantaor – “ha cambiado los burladeros del miedo por el tablao del duende”, dijo al presentarlo Manuel Martín Martín, alma mater de esta Noche Flamenca -, fue el encargado de abrir la Noche Flamenca por martinetes y soleás y de rematarla por tangos y bulerías.
Le siguió el flamenco ortodoxo de Manuel Moneo. El jerezano demostró su maestría en los cantes de su tierra, por soleás y – sobre todo – en las seguiriyas.
Tras la pureza de Moneo fue el turno para El Capullo de Jerez, un espectáculo sobre el escenario – ya lo demostró en los ensayos –, que se metió al público en el bolsillo con sus bulerías por soleá y, sobre todo, con los tangos.
Justo después hubo tiempo para que la XXXIV Noche Flamenca Ecijana rindiera homenaje a las personas que hicieron posible la primera, en enero de 1974 y de la que está a punto de cumplirse cuarenta años. Y tras este, la actuación de Marina Heredia, afinación y hondura para rematar un cartel de lujo que cerró el baile de Pepe Torres.