Abuelos y abuelas de Cañada Rosal mantienen la tradición de los farolillos de melón
Por cuarto año consecutivo, la Residencia San Joaquín y Santa Ana, en colaboración con la Asociación Cultural Las Crujientes, está recuperando en Cañada Rosal la entrañable tradición de los farolillos de melón, una costumbre local que se había perdido en la década de los 60.
Esta iniciativa busca dar a conocer a los más pequeños cómo se celebraba la víspera del Día de Todos los Santos antes de la llegada de Halloween. Los residentes mayores elaboran con ilusión estos farolillos, vaciando melones y tallando dibujos en su corteza para luego iluminarlos con velas o luces led.
Los farolillos se exponen en la residencia, creando un puente intergeneracional donde los niños que salgan a pedir “truco o trato” este Halloween podrán descubrir las tradiciones de sus mayores.
Este intercambio no solo enriquece el patrimonio cultural de Cañada Rosal, sino que también rompe estereotipos sobre la vejez, fomenta la autoestima de los mayores y promueve una imagen más positiva del envejecimiento.
La actividad subraya la idea del patrimonio cultural como algo vivo, que debe revivirse y transmitirse cada año para su conservación.
