El Rocío estrena carreta para el 41º camino a la aldea
Pasado un minuto de las diez de la mañana salía el Simpecado de Écija de la parroquia de Santa María, terminada la misa de romeros, para subir en la carreta que ya lo lleva al Rocío y que este año es nueva: toda la madera que recubre la plata bruñida del carruaje – y la que no cubre la plata también – es de estreno.
Y además la plata ha sido restaurada. Con esas novedades ha partido para la aldea almonteña la hermandad del Rocío de Écija, la primera, junto con Osuna, de las corporaciones rocieras de la provincia de Sevilla que sale hacia las marismas, un ritual que este año cumple 41 años.
Más de doscientos romeros acompañan al Simpecado ecijano en su camino de una semana al Rocío, según Antonio Martín, hermano mayor de los rocieros de Écija. “Parece que la crisis está remitiendo y hay cada vez más gente joven que peregrina con nosotros”, se alegra Martín, que piensa que este rejuvenecer de peregrinos “es buena señal, porque la gente que va a quedar para el futuro es la más joven”.
El sol ecijano que han sufrido los romeros astigitanos en su salida también es buena noticia para Antonio Martín, que recuerda “la manta de agua que nos cayó el año pasado”. El de 2016 fue un camino pasado por agua. “Nada más que el segundo día nos cayeron 120 litros, y en todo el camino tuvimos que soportar más de doscientos”, rememora el hermano mayor.
Como no hay mal que por bien no venga, ese mal tiempo del camino de 2016 permitió añadir novedades y cambios al peregrinar de este año. “Con tanta lluvia al segundo día tuvimos que improvisar sobre la marcha y cambiar todas las paradas”, explica Martín. Así que el lunes, después de cruzar el río Corbones y de sestear en Carmona, los romeros ecijanos pasarán la noche en El Viso, algo que hicieron el año pasado obligados por el agua y que han mantenido en este por repetir la experiencia.
Pero las novedades del Rocío de 2017 han empezado antes para los ecijanos. Tras salir de Santa María, el Simpecado ‘subió’ hacia la iglesia de San Gil. Es la primera vez que la hermandad del Rocío visita al Cristo de la Salud – en vías de restauración – una de las imágenes más veneradas, si no la que más, por los cofrades astigitanos. La visita salda una pequeña cuenta pendiente con la hermandad de San Gil, a la que querían haber visitado los rocieros ecijanos el año pasado. Al paso hacia el Altozano astigitano, otra hermandad, la de San Juan, ha salido al paso del Simpecado, con el que se han encontrado en la esquina de Emilio Castelar. “Es que su casa hermandad está en una calle muy estrecha y la carreta no pasa con los bueyes”, argumenta Antonio Martín.
Y tras visitar San Gil, a Santa Cruz a despedirse de la Patrona, la Virgen del Valle, y camino al Carmen, a visitar a la Virgen de la Soledad, para dirigirse luego a la Plaza del Matadero, donde los romeros ecijanos cantaron el Ángelus y desde donde salen de la ciudad, por el Camino de los Romeros, en dirección a la aldea.