enero 13, 2025
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San Gil promueve un taller de bordado para víctimas de malos tratos

Mujeres víctimas de malos tratos van a tener la oportunidad de formarse laboralmente como bordadoras en el prestigioso taller de Jesús Rosado. El bordador ecijano se ha ofrecido a la hermandad astigitana de San Gil para enseñar el oficio en su taller de la calle Zamoranos.

La idea de la hermandad ecijana es dar una oportunidad laboral a mujeres que huyen del maltrato y de la exclusión social. La duración prevista del taller es de tres años y su financiación corre a cargo de la Fundación La Caixa, cuya obra social aporta 14.000 euros. La cuarta pata de la iniciativa la pone el Ayuntamiento de Écija, cuyos técnicos coordinarán quiénes serán las beneficiarias de esta idea, y seleccionarán a las mujeres que podrán acceder al taller a través del Centro Municipal de Información a la Mujer (CMIM).

En principio serán unas doce mujeres las que se formen en el taller de Rosado, “pero nuestra idea es que sirva para el mayor número posible de personas”, apostilla el hermano mayor de San Gil, José Manuel García, que invoca “la caridad que tenemos entre nuestras obligaciones, igual que el culto y la formación”. La nueva junta de gobierno de la cofradía quiere “intentar hacer caridad de forma distinta, aunque sigamos manteniendo otro tipo de ayudas”.

“Este es un paso en la acción caritativa”, señala el hermano mayor de la corporación de San Gil, que lo explica con el ejemplo del pez y la caña de pescar. “Ayudar a Caritas directamente, a hermanos, a conventos ecijanos… era la típica acción caritativa de dar el pescado en vez de la caña de pescar. Ahora, lo que queremos hacer es promover que se les de la caña”.

Y la caña en cuestión es enseñar “un oficio que en Écija puede tener salidas”, en opinión del hermano mayor de San Gil, para quien “el taller de Jesús [Rosado] tiene la calidad y el saber hacer de muchos años, así que dónde mejor para enseñar este oficio”.

Para el encargado de dar esos talleres, Jesús Rosado, la iniciativa es “esencial y extraordinariamente necesaria”. “Las mujeres van a tener una convivencia diaria en un ambiente laboral y van a poder aprender un oficio del que no hay una oportunidad habitual de aprendizaje por lo costoso que es”, resume.

El bordador apunta que en su taller “vamos a enseñarles a estas personas que buscan una salida en su vida un oficio que viene de antaño, tal cual yo lo aprendí, desde una base, una metodología, técnicas, conocimiento del material…”.