Más de tres horas de devoción mariana que la lluvia no deslució
Ni la lluvia quiso perderse la Procesión Magna Mariana de Écija. El mal tiempo y la lluvia fueron la tónica toda la mañana del domingo 11 de octubre, y pusieron la nota de suspense en la celebración de la procesión extraordinaria por el Centenario Inmaculista.
Hasta última hora nadie estaba seguro de que la Magna Mariana se fuera a celebrar. Fueron necesarias dos reuniones del Consejo de Hermandades y Cofradías, un cónclave de hermanos mayores y retrasar en una hora la salida de la Virgen del Valle de su templo para esquivar la lluvia.
Y durante un par de horas parecía que el mal tiempo iba a quedarse en un molesto presagio. Pero pasadas las seis y media de la tarde, cuando la patrona llevaba hora y media esperando en la Plaza de España y el Salón estaba ya repleto de gente que aguardaba el inicio del histórico cortejo, la lluvia hizo acto de presencia.
Fueron apenas veinte minutos de lluvia que obligaron a cubrir rápidamente la efigie de la Virgen del Valle pero que no fue suficiente para hacer desistir a las cofradías de cumplir con el protocolo marcado y presentarse ante la patrona de la ciudad. Todo lo que consiguió el chubasco fue retrasar la entrada en la Carrera Oficial de cada uno de los cortejos.
El Rocío, que debió estar en el Salón a las 19.00 horas, no llegó a la plaza hasta quince minutos más tarde. Y el estandarte de la hermandad del Silencio, acompañando a la Virgen de la Amargura, la talla que cerraba la procesión extraordinaria, no se presentó ante la patrona hasta cerca de las diez y media de la noche, cuando debió haberlo hecho antes de las diez.
Pero con lluvia y todo (algunas gotas, leves, importunaron nuevamente la procesión a las 21.15 horas) la noche de devoción mariana fue completa. Y dejó estampas inéditas. Como la de ver por primera vez el Simpecado de Nuestra Señora del Rocío procesionando a pie por las calles de Écija, en una salida histórica para esta hermandad, ya que la insignia rociera nunca había desfilado de esta forma; o ver juntas a la Virgen del Valle y a María Auxiliadora, dos de las imágenes que más veneración despiertan en Écija.
Otra estampa inédita fue la de la Virgen de la Concepción, titular de la agrupación parroquial El Olivo, saliendo de la iglesia de La Victoria; y la de Nuestra Señora de la Fe, titular de Jesús Sin Soga, por primera vez acompañada por una banda de música y entrando en Santo Domingo dos siglos después.
La noche la cerró otra imagen inédita, la de María Santísima de la Amargura, la Dolorosa que abre la Madrugá astigitana, desfilando por las calles del centro con el sol aún en el cielo. La imagen del Silencio cumple cincuenta años y eso le ha hecho merecedora de cerrar la Magna Mariana que ni la lluvia quiso perderse.