octubre 6, 2024
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                                                                                    “Los alumnos no pueden esperar a que los profesores aprendan inglés”
                                                                                                                                   Mariano Fdez Enguita

Para conseguir una educación de calidad es estratégico dominar idiomas, pues el mundo que nos rodea es global, y los ciudadanos, más allá de su nacionalidad, se ven abocados a la interrelación. Cuanto mayor sea la competencia adquirida por los jóvenes en la comunicación lingüística, más abierto será su futuro a nuevas oportunidades.

El Estudio Europeo de Competencia Lingüística 2011 (EECL) proporcionó a los Estados de la UE una información comparable sobre las competencias en lenguas extranjeras de que disponían los alumnos europeos al finalizar la Educación Secundaria Obligatoria, así como difundir las buenas prácticas que permitan mejorar el aprendizaje de dichas lenguas.

Según este estudio, el 26,8% de los alumnos españoles de 4º de ESO tenían un nivel de usuario independiente B1 y B2. La escala de niveles sigue la serie A1, A2, B1, B2, C1 y C2. En el conjunto de los 14 países de la Unión Europea que participaron en este estudio, el 43,5 % de los alumnos que cursan 4º de ESO habían alcanzado un nivel B1 o superior en el dominio de la primera lengua extranjera.

Así pues, España en la evaluación del inglés como primera lengua extranjera, no obtiene buenos resultados. De los 14 participantes, ocupamos el puesto 12. Hay un dato alarmante: más del 50% de alumnos al finalizar la ESO certifican un nivel de dominio lingüístico en inglés de Pre-A1 y A1, niveles elementalísimos tal que, en el caso del Pre-A1, la UE no es capaz ni de describir.

Sobresalen los buenos resultados de Malta, Suecia, Estonia, Países Bajos y Eslovenia, con poblaciones pequeñas e idiomas minoritarios, lo que hace que sea necesario para su población aprender otra lengua diferente a la materna para cualquier tipo de relación exterior. Como consuelo, los países que conseguimos malos resultados en inglés somos aquellos que tenemos una lengua materna romance o eslava. (Francia, Polonia, España, Bélgica Flamenca y Portugal).

Por el contrario, analizando los datos de la 2ª lengua extranjera estudiada (francés), España obtiene unos resultados muy buenos, con las mayores puntuaciones medias entre todos los Estados evaluados. ¿Por qué entonces esa discontinuidad entre el inglés y el francés?

La explicación más pausible es que los alumnos que cursan francés como segunda lengua la cursan como materia optativa, siendo por lo tanto alumnado preseleccionado, con un nivel de competencia curricular y un índice socioeconómico mayor. Esto lo ratifica que España tenía en 2011 sólo al 40,7 % de su alumnado estudiando dos idiomas, veinte puntos por debajo de la media de la UE y con una tendencia decreciente en la etapa del Bachillerato. Esto sí que es una verdadera segregación provocada por el sistema educativo, consagrada entre otras causas, por los mal llamados centros bilingües, tan dispares ellos, en todo el territorial nacional.

Teniendo en cuenta que para el 2020  el porcentaje del alumnado que alcance un nivel B1 o superior en inglés debe ser un 50%, nos situamos actualmente a 23,2 puntos de distancia y con 7 años para conseguirlo. Concluyendo: España es uno de los países de la UE con menor población capaz de hablar dos o más lenguas extranjeras.

Volvemos al principio: dominar otras lenguas es vital para conseguir una educación de calidad. Para ello, es necesario un profesorado bien formado y con la suficiente capacitación lingüística. No parece descabellada la idea de exigir un nivel B1 en inglés para todo aquel que pretenda acceder a la función pública docente, independientemente de la materia que imparta y de la etapa obligatoria y/o enseñanza postobligatoria que desarrolle. Estamos a tiempo.