abril 20, 2024
El tiempo
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Arrepentidos los quiere Dios

Allá por septiembre – ¡cómo pasa el tiempo! – les contaba yo que para salir de la crisis se nos iba a tener que aparecer la Virgen. Lo decía a cuenta de la ocurrencia del economista Paul Krugman, que decía que era necesaria una invasión extraterrestre para que empezara la recuperación económica.

Pues la ministra de Empleo (es un decir), Fátima Báñez, se lo ha tomado al pie de la letra. Lo de la Virgen, digo. Porque la señora ministra se ha encomendado a la Virgen del Rocío para salir de la crisis, y ha agradecido “el regalo que nos  ha hecho en nuestra salida de la crisis”.

Fíjese usted, señora. Todos temiendo la intervención de Europa y resulta que la intervención era divina. Y que, además, la teníamos ahí al lado, en las marismas. Si es que no hemos hecho caso a que la nuestra es la tierra de María Santísima…

Eso despeja las dudas y aclara el  panorama. Lo que hay que hacer para salir de la crisis es lo mismo que ha hecho el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Dívar, para esquivar su dimisión: cruzar los dedos, cerrar los ojos con fuerza y rezar un Padrenuestro. “Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy…” 

Lo que ya no entiendo es para qué anda Rajoy viajando por Europa mendigando ayudas y mandando a sus ministros a llorar y pedir (¿dinero?, ¿misericordia?) al FMI y al BCE. ¿No es más inteligente seguir el camino oportunamente abierto por la ministra Báñez y acudir todos, de rodillas y con-flores-a-María-que-madre-nuestra-es, al Vaticano a pedir la ayuda de Dios?